22.12.10

Control + Control

0 comentaron que...
Definitivamente, y aunque me cueste horrores asumirlo, hay cosas que se escapan a mi control. Pero lo paradójico es que, aunque me produce sufrimiento (relativo) no poder controlarlo todo, me doy cuenta de que REALMENTE no quiero poder controlarlo todo.
No quiero poder manejar a mi antojo cada una de las situaciones que se me plantean en la vida. Quizá antes pensara que sí, que lo mejor era poder mover yo misma los hilos de absolutamente todo, pero no es así. Hay momentos en los que prefiero ver qué acontece, y a partir de ahí asumir, aceptar y actuar. No siempre es bueno ser tan controladora.
Ya me he escuchado dos días consecutivos diciendo esto. Y lo pienso así, de verdad. Poco a poco va cambiando el trasfondo? Puede ser. Ya era hora, por cierto!
No puedo controlar ni la lluvia ni el frío, con lo que no pueden ser motivos de preocupación y tristeza.
No puedo controlar los sentimientos de la gente que me rodea. Con la consiguiente aceptación de ellos sin culpa ni malestar.
No puedo controlar las actuaciones del resto del mundo. Ni sus pensamientos, ni sus actitudes. Ni siquiera sus aptitudes. No puedo meterme en la cabeza de nadie y hacerle cambiar de parecer.
Tampoco puedo controlar la naturaleza de la enfermedad. No puedo sentirme ni culpable ni responsable de las enfermedades de mi familia, y menos aún cuando hablamos de la enfermedad innombrable. Puedo intentar ayudar dentro de mis posibilidades, pero no responsabilizarme de ella.
No quiero echarme a las espaldas responsabilidades que no me competen, porque sólo me produce frustración no poder cumplir con ellas. No soy responsable de nada, más allá de mis propios actos, decisiones, sentimientos y pensamientos. Y bastante tengo ya con eso como para asumir roles que no me corresponden.
Casi 30 años para llegar a esta conclusión. No está mal.

9.12.10

0 comentaron que...
Nada que argüir.
Será el tiempo, que no me deja pensar.
Sí, eso va a ser. No me lo creo ni yo.
Ale, a dormir.

5.12.10

54

1 comentaron que...
Los primeros recuerdos que tengo de mi infancia son contigo. Enseñándome a ir en bicicleta los domingos por la mañana, al lado de la casa de Mislata. O posando para uno de los 6 trillones de fotos que debo tener de cuando era niña. O celebrando cualquier tontería con aceitunas y coca-cola sin cafeína (y algún traguito de cerveza, que me encantaba ya a los 2 años!).
Durante mis 29 años siempre, siempre, siempre has estado ahí. Siempre me has enseñado lo mejor que has sabido. Siempre has intentado que aprendiera, aun cuando yo no entendía porqué tenía que aprender esto o aquello.
Recuerdo cuando me insistías en que debía aprender a manejarme con ordenadores, "porque eso es el futuro, hija". Y teníamos uno en casa que debía ir a pedales, en el que había que meter una cinta de cassette para que funcionara. Y recuerdo cuando me quitaste de la cabeza el ballet (nunca te lo agradeceré bastante), para convencerme de que era mejor que gastara mis horas extraescolares en hacer mecanografía. O en aprender inglés.
Recuerdo con especial cariño, o añoranza, la primera mini-cadena con lector de compact-disc que me regalasteis para navidades, y como al día siguiente apareciste con un CD de Mecano (el Ai-Dalai!) y uno de Antonio Flores. Creo que los rayé de tanto escucharlos...
Mi memoria está llena de discusiones contigo, de momentos en los que yo te intentaba quitar la razón y en los que tú siempre salías con aquéllo de "esta es mi casa...". Quizá no está muy bien visto ahora (y qué demonios, entonces tampoco), pero ha sido lo que me ha educado, lo que me ha hecho tal como soy ahora. Tus constantes batallas para que fuera responsable con mis cosas, para que hiciera los deberes, para que llegara puntual a los sitios, para que no me echara a perder por el mal camino...
Entonces no me daba cuenta, evidentemente. Como buena adolescente tenía que plantarle cara a la autoridad para formar mis propias ideas. Ésas que ahora sé defender ante ti, porque siempre me dejaste que me expresara sin miedo, aunque me cayera alguna galleta, todo sea dicho de paso... Siempre te he respetado, aunque a veces pensaba que no podía tener un padre peor!!. Has sido exigente e inflexible cuando las circunstancias han requerido que lo fueras, y cariñoso y cercano cuando no te dabas cuenta.
Admiro la forma en que aún hoy eres capaz de mirar a mamá y decirle que la quieres. Cómo lo primero que haces al llegar a casa, antes de quitarte la chaqueta, es ir hacia ella y darle un beso. Cómo le das la razón por no discutir, porque como alguna vez se te ha escapado, no ves sentido a discutir con la persona a la que quieres.
Agradezco de una manera que no te puedes hacer idea la libertad que siempre me has dado para ser yo, aunque haya habido momentos en los que ni yo misma me soportaba, aceptando mis decisiones con mayor o menor agrado, pero siempre respetándolas.
Cuando "salí del armario" y me preguntaste aquello de "Hija, tú eres feliz?", "Sí, papá". "Pues entonces, yo también", me demostraste una vez más que, aunque haya habido muchíiiisimas ocasiones en las que no nos hemos entendido, vas a estar ahí para apoyarme y ayudarme en lo que necesite.

Gracias, por todo. Por enseñarme a ser quien soy. Por enseñarme lo que no quiero ser. Por mostrarme el camino correcto, aunque a veces yo no supiera verlo. Por mantenerte firme en tus decisiones, aunque a veces fueran un desacato para mis cortas entendederas de adolescente. Por ser el padre más llorón sobre la faz de la tierra. Por ser el más guapo del mundo (con el permiso del resto de las hijas y padres mundiales).

Te quiero, aunque no te lo diga nunca.

FELICIDADES.
 
Copyright © Far, far away...
Blogger Theme by BloggerThemes | Theme designed by Jakothan Sponsored by Internet Entrepreneur