1.6.10

Me muero de ganas de llamarla. O de mandarle un mensaje. O un e-mail. Llevo sin saber nada de ella 1 semana y 1 día (joder, lo llevo contado como una condena...). Sé que tarde o temprano tendré que hablar con ella, por el tema del piso, por la fianza del anterior, las llaves, sus cosas... Pero no quiero llamarla. A ver, no es que no quiera. Ya he dicho que me muero de ganas de hacerlo. Pero sé que no es bueno para mí. Ahora no tengo nada que decirle, ni nada que preguntarle, ni nada que contarle. No hay nada que le pueda interesar, salvo quizá si estoy mejor o peor. Poco a poco estoy mejor (por si acaso lo lees, que estés tranquila). Ni tampoco hay nada de lo que ella pueda contarme que me tenga que interesar a mí, salvo si está mejor o peor. Y ya sé que está mejor. Así que no, no hay nada que contarnos. No por ahora.
Pero volvemos a las preguntas de siempre: ¿Estoy haciendo bien las cosas? No lo sé. Ahora mismo, estoy haciendo lo que siento que debo hacer. No sé si es más o menos correcto. No sé si está bien o mal, pero necesito mantenerme así, alejada de ella para no pensar más de la cuenta. Porque sé que en el momento en el que escuche su voz, o la vea, será cuando vuelva a pensar en todas esas cosas que quizá hice mal.
Con el paso de los días, voy viendo las cosas de otra manera. Sé que hay cosas que no hice bien, pero no todo es culpa mía. He intentado hacer las cosas de la mejor manera posible, aunque no siempre hayan sido las mejores formas, o ella no lo haya percibido así. Siempre he velado por ella, aunque ella no lo haya sentido. Siempre ha sido lo primero en mi vida, aunque ella no haya tenido esa sensación. Así que poco a poco me voy haciendo a la idea de que, simplemente, no teníamos que estar juntas. Hemos estado dos años y medio unidas, pero ahora nuestros caminos se han separado. Ya no va a estar en casa cuando yo llegue, para tomarnos un cortado antes de irse ella a trabajar. Ni va a salir del trabajo y va a venir a casa; ni vamos a discutir por colchas o por colores de pared. Todo eso se ha terminado. Ya no la voy a escuchar decir "te quiero"... pero ella tampoco me va a escuchar a mí decírselo. Aunque a día de hoy, aún lo sienta.
Es un avance, ¿no?

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