22.9.07

Voces

Pues aquí estamos, en lo que parece una tormenta de verano, con sus relámpagos y sus truenos, con su agua a cántaros y su sonido inconfundible, ese repiqueteo que cuando te quedas en casa, se te mete en la cabeza y te pasas dos días oyendo el agua contra los cristales, cruzando los dedos para que no sea AHORA cuando se vaya la luz, y se vaya al carallo todo lo que has escrito, modificado o toqueteado simplemente, y aún no has guardado.
Y en estas noches de tormenta, cuando te quedas sola en casa, y tienes tiempo para pensar, y no te hace falta ponerte los CD's de "Músicas de la Naturaleza:el Agua" porque ya tienes bastante con la que está cayendo, es cuando de repente empiezas a oir tus propias voces. Todas esas voces que te cuentan, te dicen, te comentan y rumorean lo que has hecho bien, lo que has hecho mal y lo que te queda por decidir cómo hacerlo. Dicho así suena esquizo del todo, pero no negaré que es cierto y verídico. No lo de esquizo, sino lo de oír las voces. Son voces en tu interior, no en tu cabeza... y esas voces a veces son demasiado francas y directas, y hace demasiado daño escucharlas.
Cuando escuchas atentamente estas voces, aunque haya veces que no eres capaz ni de entenderlas de lo enrevesadas que resultan sus elucubraciones, escuchas opiniones de lo más variopintas, y en un intento por simplificarlas, decides que son algo así:
Hay momentos en los que oyes una que te dice: Bien, vas bien, sigue adelante, que sabes que puedes con esto y con mil cosas más.
Otros, la otra voz es la que te dice: Te estás columpiando, te estás metiendo donde no debes y además estás haciendo el gilipollas. Integral.
Y esperas con cierta ansia escuchar esa que te dice: Hagas lo que hagas, será una decisión tuya, y buena o mala, podrás decir que has elegido tú.
Y volvemos a lo de ayer, a las elecciones, a las decisiones que mueven la vida.
Al final, después de escuchar las voces, de sentirlas discutir en tu interior, de poner pros y contras en una balanza de lo que te dicen unas y otras, decides lo que vas a hacer. Y no porque las hayas escuchado y quieras hacer lo que ellas te digan. No. Sólo decides que vas a pasar de voces, de tirasyaflojas internos estúpidos, y vas a acabar haciendo lo de siempre: Lo que te dé la real gana. Que para eso decides.
Y escojes seguir adelante, a sabiendas de que vas a darte el costalazo de tu vida, con la firme convicción de que te estás equivocando, y tragándote las lágrimas del miedo a sufrir. Porque al fin y al cabo, si ahora te retiras de la carrera, te quedas con las ganas de saber quién gana... Y con lo cotilla que es una, no se puede permitir el lujo de pasarse la vida preguntándole a las voces de turno qué hubiera pasado si no hubieras cerrado la apuesta.
Menos mal que la mayoría de las veces, las voces son demasiado pequeñitas y no se oyen bien, porque como lean esto un par de psiquiatras, me buscan pa encerrarme. Creo que me estoy volviendo tarambana. En serio!

1 comentaron que...:

Francisco Méndez S. dijo...

hola; mientras las voces sean pequeñitas todo bien.jeje
Saludos

 
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