Hoy he hablado contigo. Y aunque ya te lo he dicho todo, quiero que quede constancia. Para que tanto tú como yo podamos releer esto y saber lo que dijimos...

Te he dicho que no quiero ser tu amiga. No ahora. Sigo necesitando tiempo, para recordar y para olvidar. Para que deje de doler tu felicidad y mi soledad. Para que no vuelvan sentimientos que no han de volver. No digo que sean malos ni buenos, simplemente no deben estar ahí.

Tú me has dicho que me echas de menos, como amiga, para poder hablar, contarnos, escucharnos... Quieres saber si estoy bien, no quieres que sufra y no quieres que viva en un llanto continuo. Te he dicho que ya no es así, y aunque haya sonado duro, te he dicho que, mientras no sé nada de ti, el dolor se ha atenuado. Pero en cuanto hablo contigo pasa lo que ha pasado esta tarde. Y eso es lo que quiero evitar a toda costa. No quiero que hayan culpables ni inocentes, ni vencedores ni vencidos. Me gustaría poder recuperarme de esto pronto, superar el "duelo" y poder ser tu amiga. Pero ahora no puedo.

Me ha gustado hablar contigo esta tarde, pese a todo. Darme cuenta de que podemos hablar como seres civilizados. Escucharnos y hablarnos, diciendo las cosas como las pensamos, sin herir y sin gritar. Aunque sé que hay cosas que he dicho esta tarde que te han hecho daño... Y lo siento, pero necesitaba que entendieras mi postura. Ahora ya sabes en qué me baso para mantenerme "desaparecida" dos meses. Y te he dado las gracias por respetar mi posición. Me has dicho que me amaste mucho, y que fuiste feliz conmigo y que no sabes por qué un día eso dejó de ser así. También te doy las gracias por decirlo. Te creo, quizá porque necesito hacerlo. Necesitaba escucharlo decir tal y como lo has dicho hoy.

Por ahora me mantendré como hasta ahora... quizá no te parezca la mejor opción, y quizá incluso puede que no lo sea, pero mi corazón y mi mente me lo piden.

El sábado nos veremos.